Reorganización de las Hispanias realizada por Augusto (27-7 a. J. C.).
Con la reorganización imperial de Augusto, Hispania queda dividida en tres provincias imperiales: la Baetica fue a partir de entonces gobernada por un procónsul, habiéndolo sido antiguamente por un pretor. La fortuna sonrió a partir de entonces a la rica Baetica, que se vio convertida en uno de los más dinámicos y desarrollados centros económicos del imperio, absorbiendo a poblaciones de esclavos liberados, así como a otras mucho menos numerosas de las élites pudientes. La Baetica se convirtió en provincia senatorial al no necesitar la presencia de ninguna legión allí estacionada. La legión VII Gemina fue estacionada de forma permanente en el norte, en la Hispania Tarraconensis.
La Baetica fue dividida en cuatro conventos (conventus iuridici), divisiones territoriales y partidos judiciales, donde los principales de las diferentes comunidades de la provincia se encontraban en momentos prefijados del año bajo la dirección de un legatus iuridicus del procónsul para supervisar la administración de justicia: Gaditanus con capital en Gades (Cádiz), Cordubensis con capital en Corduba (Córdoba) también capital de la provincia, Astigitanus con capital en Astigi, e Hispalensis con capital en Hispalis (Sevilla).
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